Se nos enseña que debemos estar bien siempre, que es más aceptable estar de buenas a hacer notar que tenemos un mal día o pasamos por un difícil momento… sonreír es bueno, es agradable, es tolerable y grato para quienes están cerca. Pero que sucede cuando no deseas sonreír, cuando pasas por un mal momento y te sientes lejano, ausente y absorto en tus propios pensamientos …que sucede cuando solo deseas estar…sentir, sin caretas, sin máscaras y ser tu finalmente tu Estar triste, sentirse enojado, frustrado, impotente, etc. es tan válido como estar alegre y sonreír.
Es válido e importante porque permites fluir tus emociones, aunque a veces ello genere incomodidad o no saber cómo responder a otros. Los días buenos son geniales, los días no tan buenos nos permiten crecer, desarrollarnos, sacar nuestras habilidades y capacidades…nos entrenan y nos pueden hacer descubrir el potencial que tenemos. Por ello es vital conectarnos emocionalmente porque a veces las emociones no tan agradables nos hacen cogernos de esa fuerza interna que está en lo más hondo de nuestro ser y, después de esa temporal oscuridad, la luz puede volver Date permiso a sentir, libera lo que te perturba y recuerda que no siempre se está de buenas… Por algo después de la lluvia la vida sale y toma su curso.
«Aprendamos a convivir en las buenas, pero también en las malas.»